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"Siempre es más valioso tener el respeto que la admiración ( Jean Jacques Rousseau )"


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Entrevista al escultor contestano Moises Gil

Vuelvo al tema de la lucha y el arte, aunque esta vez de forma un poco distinta.

Charlando en la cafetería descubrí que unas compañeras habían entrevistado a Moisés Gil, profesor de la Universidad Politécnica de Valencia y un gran escultor con una trayectoria personal impresionante a sus espaldas. Quedé gratamente sorprendida cuando me hablaron de una de sus piezas, que iban a restaurar en clase. El concepto implícito de la lucha del individuo me resultó muy atractivo, y les pedí la entrevista para poder tener el trabajo de algún artista más cercano a mi esfera en la web.

Mi sorpresa vino al leerla. No es solo muy interesante por lo que cuenta sobre sus obras, sino por el enfoque hacía la restauración que le dieron las chicas, obviamente buscando datos para poder intervenir en la obra respetando el hacer de Moisés Gil. Otro tipo de entrevista que creo que merece la pena tener, aunque sea por mera curiosidad.

Eso si, es bastante larga…

Moisés Gil nace en Cocentaina, localidad del Condado de Cocentaina (El Comtat), en la provincia de Alicante, en 1963. Es Doctor en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia y profesor titular del Departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Moisés Gil comenzó su formación en el taller de su padre en la escuela de Artes y Oficios de Alcoy, realizando posteriormente estudios en  Artes y Oficios y en la Facultad de Bellas Artes de San Carlos ambas en Valencia. Pareja a su labor artista, ha desarrollado una importante labor docente en Huesca, Orihuela (Alicante) y Valencia.

-       ¿Qué proceso creativo sigue a la hora de realizar sus obras?

Moisés Gil: Se parte de la creatividad de lo que es hacer los bocetos, proporcionar, redimensionar, pensar en las distintas situaciones del ser humano frente a esta sociedad contemporánea. Si quieres hablar de algún tema en concreto, profundizas documentándote y después pasas directamente a lo que son dibujos, bocetos, proporciones… siempre pensando en lo que tú quieres expresar porque no debemos olvidar que todo lo que se llame arte es un medio de comunicación. Lo que queremos es comunicarnos con la gente y con mis piezas, al principio, que eran más reduccionistas y no tenía al ser humano tan presente, se hacía muy complicado para el espectador el poder identificar y entender aquello; de una forma casual surgió el muñequito, entre comillas, que coloco dentro de las estructuras y a raíz de unos planos que hice vi que la gente lo entendía mucho mejor y llegaba a mucho más público. Claro, lo que nos interesa es ser, primero, lo más internacionalistas posible porque la temática que yo trato no está pasando aquí en España sólo, por tanto no ser localistas sino ir un poquito más allá de las fronteras y hacerse solidario con el problema.

-       Y esa temática ¿cuál es?

M.G.: La temática es esa rebelión del ser humano contra los condicionamientos tanto físicos, arquitectónicos como los condicionamientos metafóricos de los gobiernos que nos están metiendo caña, que cada vez están apretando más y de alguna manera evoluciona paralelamente con la sociedad contemporánea, con lo que siente y vive el ser humano. Para mí es interesante porque la obra se entiende tanto aquí como en Alemania, Francia, Japón, Estados Unidos… evidentemente lo que tú sientes y yo siento es que, como seres humanos, necesitamos tener una cosa, tener algo para luchar contra esos condicionamientos que nos imponen, y que nos hemos autoimpuesto a lo largo del tiempo, entonces me propongo hacer una reflexión y hacer que el espectador reflexione sobre ello también.

-       ¿Se sirve de algún cuaderno de campo en el proceso creativo?

M.G.: Sí, sí, evidentemente, siempre en mi rutina diaria, cuando vengo al estudio a trabajar, lo primero que hago es sentarme y observar, observar lo que estoy haciendo, porque no siempre llevo una pieza a la misma vez, suelo llevar varias esculturas. Me siento, almuerzo y, durante el almuerzo y antes, pues ya estoy con el cuaderno de taller, empiezo a dibujar, a ver, a diseñar futuras cosas o cosas que a lo mejor no las retomas, incluso escribir, manchar con nogalina o con lo que tengas a mano, con un café, metes el pincel en el café y echas dos pinceladitas.

Sí, la verdad es que sí que lo utilizo y es un recurso que tienes siempre a mano y que lo tienes ahí por si tienes un momento de lucidez y dices “¡ostras!” y apuntas alguna idea, alguna cosa… Después, a posterior, para alguna reflexión, para algún catálogo o algún comentario de alguna pieza en particular, que puedes desarrollar luego, ampliarlo, darle forma, conferirle un carácter… Son muy interesantes los cuadernos de autor, son  increíbles.

-       ¿Firma y fecha sus obras?

M.G.: Sí, todas, prácticamente desde que empecé, incluso en el cuaderno de taller las hojas las firmo y las fecho e incluyo dónde lo he hecho porque el cuaderno de taller a veces me lo llevo a Valencia, también está conmigo en Cocentaina, me lo llevo a las exposiciones… y nunca sabes dónde puede surgirte una reflexión, una idea, un comentario, dibujar alguna cosa que encuentres por la calle… Yo soy partidario de llevarlo casi siempre encima y es muy útil.

Y sí, las obras las fecho y las firmo y después llevo un control sobre ellas de cuándo las he realizado, de medidas, tamaños etc. y una foto de referencia. Con el programa Excel me elaboro una guía de todas las piezas y marco las que ya no tengo en gris o las que estén en condición de restaurarlas en amarillo, tienes los precios, controlas un poco y la verdad es que funciona muy bien y lo tienes todo detalladito, incluso pongo el mes del año cuando las he hecho y esto es una cosa que sí que llevo a raja tabla y la llevo al día.

-       ¿Realiza algún tipo de catalogación de sus obras?

M.G.: Intento catalogarlas todas. Los catálogos son eso, o sea, una pieza cuando está catalogada es porque aparece en un catálogo y que además tiene su ISBN. Evidentemente, no las puedes catalogar todas pero siempre intento con las que aparecen en un catálogo, que no aparezcan en otro pues eso favorece más la revalorización de la obra de arte y de alguna manera también que el cliente se quede más satisfecho de ver su obra reflejada en un catálogo.

-       Estas obras ¿dónde se encuentran ubicadas: fondos de museos, galerías, colecciones privadas…?

M.G.: En todos esos sitios que me has comentado porque hay una variedad de obra dispersa por ahí que está, por una parte, en galerías públicas formando parte de la colección privada de la galería aunque no las tienen en propiedad. Las solemos cambiar cada seis meses, hacemos una revisión por si se ha vendido algo o si hay alguna pieza que por lo que sea la gente no se ha interesado por ella, no ha preguntado por ella pues la cambiamos por otra.  Tengo obra en permanencia en dos galerías de Valencia, una de Palma de Mallorca, una en Barcelona, en Granada tenía una hasta hace muy poquito y en Madrid.

Después, en fondos de ayuntamientos, diputaciones etc. destinados a sus museos. También en museos al aire libre como el de Oropesa o como ahora que me han dado un primer premio en el Valle de los Sueños en Madrid. Es un pueblo de la Sierra de Madrid, un valle precioso en la sierra madrileña donde se hace un jardín de esculturas y este año me han premiado. Tengo que ir a llevarles las esculturas porque cuando expones en sitios así grandes, en la naturaleza, tienen que ser instalaciones del estilo “Land”, o tiene que ser tu obra personal y a mí lo que me han pedido es obra personal mía y llevar una pieza para ubicarla allí en el sitio. Por tanto, se tienen que hacer unos cimientos. Eso está bien en las coleccionas al aire libre, como en Cocentaina, la colección de esculturas que hay en las rotondas, también tengo una pieza, en el Museo de Oropesa del Mar al aire libre  también tengo otra pieza.

Asimismo, también tengo colecciones en Japón, en Estados Unidos y en Europa, concretamente en Alemania sobre todo, la fundación Mercedes-Benz me alquiló una pieza para una exposición.

Y el resto de la obra pues la tengo aquí preparada y dispuesta para salir, como los militares, están preparadas para, en cualquier momento, salir a que sean vistas por ahí, a hacer de “espectáculo” en alguna exposición.

Materiales y técnicas

-       ¿Por qué utiliza materiales como el acero, el poliéster o la madera en sus obras?

M.G.: A mí lo que me gusta es que el material dialogue por sí mismo en las piezas, o sea, que se establezca un diálogo entre materiales. No es lo mismo poner una figura hecha de mármol con un hierro o con un acero. El lenguaje cambia, son códigos no verbales, entonces, opto por la madera, por la resina etc. por su calidad perceptual y no tanto por su calidad estética.

En mis obras, la calidad expresiva y el lenguaje que se establece con el acero oxidado y con la forma de aluminio crean seres robotizados, porque a todos nos llaman por el DNI o por el número de la seguridad social; es un trato más inhumano y lo reflejo en mis obras para que no seamos así todos, que tengamos un trato más cordial, más afable. Quizás es una utopía, y evidentemente que lo es pero bueno, partimos de ahí, del principio de que mi intención es hacer reflexionar, o sea, que el ser humano reflexione, que el espectador vea y que se posicione y actúe de alguna manera distinta de la que está actuando. No pretendo cambiar el mundo porque no soy Dios para cambiarlo pero si puedo aportar alguna cosita para que alguien sea mejor pues la verdad es que se intenta aportar.

Y de ahí esos cambios de materiales, ese, a lo mejor, anacronismo en cuanto a estética de materiales: uno está pulido, aquello está sin pulir… También las texturas juegan un papel importante y es a base de ir jugando y potenciando todo esto es lo que confiere ya al final a la escultura su mensaje primordial.

Aunque debo decir que a mí me encanta que el espectador aporte más mensajes, que aporte su punto de vista porque hay gente que, a lo mejor, no ve lo mismo que ves tú y eso es lo que hace de alguna manera que se enriquezca tu propia escultura, que se enriquezca ese discurso y crezca en cuanto a contenido y eso para mí es importante: dejar alguna cosa a la libre interpretación, que no sea lo que yo diga, sino que la gente aporte cosas también porque de alguna manera actúa e interviene en la obra de arte y forma parte de ella al final.

-       ¿Qué es más importante para usted: el significado del material o su apariencia visual?

M.G.: Las dos cosas: el significado del material es importante y la estética de alguna manera también. Yo casi que le daría un 50% a cada uno de los dos ítems, no priorizo una cosa sobre la otra, van de alguna manera paralelas.

No obstante prefiero el mensaje, el discurso, la poética de la obra a lo que es la estética, porque yo entiendo la estética por otros derroteros en cuanto a que funciona proporcionalmente, que funciona con el equilibrio -en algunas piezas desafío ese equilibrio pero están equilibradas a nivel visual- entonces yo concibo eso en cuanto a lo que sería la estética. No concibo la estética como algo así bonito, refinado, remirado etc. eso no me interesa para nada.

-       ¿Le da mucha importancia al acabado mate o brillante en sus obras?

M.G.: El acabado es fundamental porque te dice claramente que la pieza ya está terminada. Es complicado saber cuándo la pieza está terminada del todo pero sí que, probando materiales, barnices, tipos de oxidaciones, tanto naturales como artificiales y viendo qué resultados te da en cada pieza, la verdad es que sí que me preocupa bastante, porque en la medida en que se oxide más una pieza o tenga un óxido más amarillento o más verdoso o tipo maraña, pues te va a condicionar de alguna manera o te va a enriquecer semánticamente lo que vas a expresar entonces a partir de ahí sí que me interesa muchísimo. Yo creo que forma parte del propio proceso creativo y que dentro del proceso creativo pues tocas esos puntitos, esas pequeñas cosas que hacen grande la escultura en general, no la mía.

-       ¿Cuánto tiempo invierte en la realización de sus obras?

M.G.: Últimamente estoy haciendo tamaños bastante grandes. Son piezas de dos metros la mínima entonces suelo invertir en fundición, en modelado del referente humano, en la composición etc. pues hacia un mes aproximadamente. Mientras, estoy haciendo otras cosas, otras piezas a lo mejor más pequeñas o algún encarguito de alguna cosa. Siempre estás haciendo varias cosas a la vez pero lo que es el tiempo, es una escultura al mes. Cuando te aprietan que tienes que presentar algo o preparar alguna exposición en un tiempo x pues sí que te pones más las pilas y vas un poco más deprisa pero a eso lo llamo yo producción y yo me quedo más en la creación. Me gusta más la creación que la producción. La producción es, pues eso, reinventar lo que ya tienes inventado de alguna manera, o reinterpretar lo que ya tienes hecho y a mí lo que me gusta es partir de la nada y crear y proponer. De hecho, mis piezas todas son únicas, no hay ninguna serie, no hay ninguna repetición con lo cual no me preocupo por la producción, me preocupo más por ese intento de comunicar y que todas las piezas sean nuevas, sean frescas y tengan su interés particular.

-       ¿Cuándo sabe dar una obra por acabada?

M.G.: Es complicado pero cuentas con que en el proceso creativo ya te has marcado unos objetivos y mi escultura concretamente está terminada cuando, de alguna manera, ya ves que todo casa, que compositivamente está correcta, que la textura que le has conferido, con los ácidos o con otro tipo de materiales agresivos para oxidar el acero, es la adecuada. La verdad es que es complicado decir “sí, ya está terminado”, es complicado pues hay matices que no puedes medir como el darle más o menos pulido a ciertas zonas de las piezas, el que no sea una cosa que cante ahí excesivamente…

En escultura si llevas un método –en escultura, como en pintura, como en cualquier disciplina artística- si llevas un método creativo claro y definido, ya sabes, más o menos, cómo va a quedar y cuándo estará terminado. Para mí,  cuándo está terminado es cuando está expuesta la obra a los ojos del público y es ese público el que te la ve, te la critica, te la mira, entonces es cuando la obra está terminada, para mí. Mientras no ha salido a ojos del público, le falta algo, le falta ese aura especial que le confiere el espectador.

-       ¿Recurre a alguien para que le ayude, por ejemplo, con la fundición?

M.G.: Sí, sí, claro, la escultura es un poco tremebunda por estas cosas. Es cara, la verdad es que es cara porque tienes que recurrir a gente, en mi caso, todas las piezas o la mayoría de ellas están fundidas en aluminio. El proceso es que yo las tallo en poliespan para que de alguna manera mis raíces sustractivas en la escultura permanezcan y le confiera también a la escultura esa sensación de más poder, de más arraigamiento, esos pies grandes, esas manos fuertes, esos músculos, y eso con la talla, con los procesos sustractivos sí que se puede conseguir. Modelando también, evidentemente, pero yo prefiero quitar, porque mi formación desde pequeño con mi padre me ha conferido esa gracia, no sé, o ese amor por lo sustractivo. Y queda bien, la verdad es que una escultura tallada en poliespan y después fundida la verdad es que queda, no sé, no queda mal.

Evidentemente, si las hiciera pues serían de distintas piedras, de distintos mármoles, con lo cual el discurso cambiaría de una piedra a otra, no es lo mismo una piedra blanca que una piedra más negra o que una caliza más color crema. Entonces pues sí, tienes que recurrir a otras personas y eso pues se tiene que pagar. Para el metal la verdad es que no porque me las puedo manipular yo solo con la ayuda de una especie de grúa que tengo por aquí y, bueno, con esa gruita y yo las trabajamos. Las planchas pues sí, pesan un poco y ya sé que tengo una edad que no es para echar cohetes pero bueno, todavía podemos con las planchas y con las herramientas de este tipo.

-       ¿Conoce de antemano la compatibilidad de los materiales?

M.G.: De alguna manera sí conoces los comportamientos, cómo reaccionan en verano, en invierno… Para la fundición cuando trabajas en un poliespan, te da un poco igual, pero cuando trabajas el metal sí que es un poquito más complicado. Cuando es verano, la chapa está más caliente, se notan más los cambios de temperatura, cuando vas a soldar se alabea, se curva, tiende a deformarse y tienes que proceder con punteados y con cordones muy pequeños y muy separados para repartir el calor por toda la plancha. Lo que no puedes es empezar en un sitio y hacer un cordón porque entonces empieza aquello a deformar muchísimo.

En invierno, como la plancha está fría, parece que te permita hacer los cordones un poquito más largos, que te recrees más con los puntos, etc. También pasa con las maderas, las maderas pierden y ganan humedad conforme al paso de las estaciones y también tienes que contar un poco con ello, intentar utilizar las maderas más secas posibles para no tener que poner después cuñitas e ir restaurando continuamente las piezas. Uno intenta eso, adaptarse entre el tiempo y el material que vas a emplear.

En la fundición no me he encontrado con ningún problema de este tipo, siempre ha sido llevar la pieza, el proceso de fundición y no se altera. Lo que sí que se alteran son estas piezas, por ejemplo, que han estado al aire libre, al lado del mar y el aluminio y el acero te los hace polvo, es que es increíble, tienes que después traértelas al estudio y pegarles un repaso y vamos, una restauración como aquel que dice, seria, seria.

-        ¿Qué opina sobre el envejecimiento de los materiales de sus obras? ¿Piensa que modifican el significado de sus obras?

M.G.: Bueno, estéticamente sí que la modifica, estéticamente sí. Después en cuanto a la percepción del mensaje inicial que tú planteas, yo creo que varía poco, puede que a lo mejor se vea más que se ha potenciado, por efectos de la naturaleza, los rasgos de óxido más fuertes y haya cambiado un poco el color con lo cual la percepción ya es un poco distinta. En cuanto a las obras con alúmina los cortes siguen estando ahí, lo que pasa es que no tiene ese brillo, esos medios brillos, esos tonos intermedios, eso es lo que le falta, lo que le hace falta quizá sea eso, esa estética de la que estábamos hablando, ese acabado final.

-       ¿Protege sus obras?

M.G.: Sí, además he realizado un montón de pruebas y más pruebas. Yo quiero que mis piezas sean polivalentes, tanto para exterior como interior. Es muy complicado acertar porque hay barnices que van bien pero te sacan brillos y yo quiero que sea una cosa más natural, que la gente lo vea y que sea acero pero que no se manche, que se acerque al natural. Pues eso, a base de probar, comprar etc. experimentar. Después con Paraloid y con resinas que tú mismo haces las mezclas, con ceras microcristalinas… esto es una investigación constante y la verdad es que es muy divertido.

-       En sus exposiciones, ¿qué tipo de anclajes utiliza?

M.G.: Vamos a ver, hay 2 tipos. Cuando sacamos la obra al aire libre esas sí que tienen que ir ancladas, por ejemplo con silicona. Estos anclajes los pegas sobre una base –porque normalmente los ayuntamientos no quieren que les agujerees el suelo, las aceras y cosas de esas “no, no, imposible agujerear” pero viene un aire o te la roban, como me pasó en Madrid, te la roban y qué, tiene que ir anclada- entonces lo que hago es hacer una plancha que respire por abajo. A esa plancha uno la escultura mediante unas grapas como si dijésemos, para que no puedan sacar la escultura hacia ningún sitio y después, esa base, que ya pesa lo suyo, la pego al suelo con silicona, tal cual.

En los sitios donde te dejan anclar depende del terreno. Si el terreno, por ejemplo, es alquitrán o es suelo o pavimento pues simplemente, con unas abrazaderas, unas grapas o con unos tornillos mecánicos expansivos, haces primero el agujero, metes el tornillo expansivo y se queda la pieza ahí, clavada, no hace falta ni silicona ni nada.

Cuando es en el espacio natural, que es tierra, pues es igual: el mismo sistema de grapas pero utilizando piquetas de un metro, o de lo que te permita la tierra claro, porque a lo mejor tienes un metro de tierra y después ya te vienen piedras, o el terreno es más rocoso, entonces se hace primero una cata con una piqueta y miras y dices “bueno, pues hasta un metro puedo meter, con un metro la altura que tiene es más que suficiente” entonces, con acero corrugado, se mete a base de martillo las piquetas, y después las quitas igual: a base de ir martilleando se quitan.

Eso es en terrenos naturales, claro, cuando vas a la sierra, por ejemplo, que todo es roca pues ya es más complicado, ya tienes que ir al taladro y hacer ya las grapas especiales para donde va a ir la pieza pues a lo mejor el agujero no es perpendicular a la pieza donde están situadas las grapas sino tiene que ser oblicuo o tiene que ser paralelo, a lo que es la pieza misma, para que se pueda sujetar, después, anclar por abajo, no anclar con madera porque si se moja la madera se hincha y puede destrozar algún trozo porque la madera es muy potente en ese sentido.

Por tanto, nos calentamos un poquito la cabeza para cada intervención. Las que van a interior no hay ningún problema porque físicamente están bien equilibradas –hay alguna que tiende a caerse si la gente la toca pero claro, la tienen que tocar y muy fuerte entonces ahí lo que se hace es un perímetro en la base de silicona y anclarla.

-       ¿Ha descartado, o descartaría, algún material por considerarlo inadecuado en sus obras?

M.G.: No, que va, en absoluto, no, no, vamos he trabajado incluso con materiales como paja, papeles, plásticos, o sea, he intentado trabajar con mucho tipo de material. No descarto la posibilidad de aplicación de ningún tipo de material, todo lo contrario, cualquier cosa que sea susceptible de crear forma con él e interactuar en el espacio y lanzar el mensaje que a mí me puede ayudar con mi obra, bienvenido sea. Yo lo que sí que utilizo a veces son muñequitos hechos con papeles de aluminio de los bocatas, igual me estoy comiendo el bocata y estoy haciendo figuritas con el papel de aluminio o sea que, ya te digo, cualquier material. El poliespan estoy pensando a veces, en ponerlo tal cual es, tal cual es su textura, tal cual es todo, sin pasar por la fundición pero claro es que eso es tan efímero entonces viendo un poco la efimeridad del material junto con la expresividad del mismo pues ellos mismos se descartan, pero hay muy pocos, no sé, me gusta, he utilizado ladrillos, he utilizado un poco de todo…

-       Hay artistas que a veces sí que se restringen un poco más a ciertos materiales…

M.G.: Sí, bueno, yo, ahora mismo, con este lenguaje actual, con esta escultura mía que hago ahora, pues sí, están excluidos algunos materiales pero vamos, no excluidos “per se”, estar están… no los utilizo, pero no descarto el poder utilizarlos. Vamos, yo a veces pienso pues eso, en metacrilatos, en otras cosas que se vea la estructura interior de la pieza, con esos forrados de metacrilato, puede ser interesante y, no sé, o plásticos, vinilos… esos materiales de nueva generación que llaman, incluso aplicar las nuevas tecnologías. Ojalá supiera programar y hacer cosas para poder hacer alguna cosita más pero bueno, ahí están, yo sé que están ahí y que hay gente que los sabe trabajar muy bien, pasa igual con el de la fundición: como fundidor es de los mejores que hay, y yo no sé fundir, yo si me pusiera a fundir, bueno, para ponerme a su nivel, a la suela de sus zapatos, ya estaría toda la vida con lo cual dejaría de hacer esculturas entonces, pues lo que pasa, por ejemplo las nuevas tecnologías que sí que me gustaría aplicarlas a las esculturas, a mis esculturas concretamente, claro, hay gente que lo trabaja eso, hay gente que sabe cómo se hace, entonces es tener tú la idea y decirle a esa gente “oye, hazme esto”, como tú haces –que el fundidor no sabe tampoco- tallar una figura, lo mismo, utilizar esas personas que son las verdaderas conocedoras de ese campo y emplearlas, no utilizarlas sino colaborar, hacer colaboraciones. Ahora, de hecho, estamos haciendo cositas, en cocina y tal con gente de estrellas Michelín, pues eso, aplicaciones escultóricas en cocina, incluso hice un boceto con chocolate, que hasta el chocolate puede servir. O sea que no, no, no descarto ningún material, ninguno por “feo” que sea, tienen su encanto, cualquier material que sea susceptible de dar forma y enriquecer el contenido semántico de la obra, bienvenido sea y vamos a sacarle todo el partido.

Actitud del artista frente a la conservación-restauración

-       ¿Conoce el estado de conservación de sus obras?

M.G.: No como un profesional pero bueno, sí, lo digo así modestamente, un poquito sí. Sé que hay algunas que les falta lo que te comentaba antes, un repaso. Cuando pasan por una exposición agresiva, que incluso te hacen actos vandálicos, o sea, te hacen algún graffiti o se rayan cuando las descargas del camión, eso requiere un proceso de restauración pero claro, como yo todavía estoy vivito y coleando pues me las restauro yo. No soy especialista en restauración evidentemente y hay muchas veces que he intentado remendar y no puedo, no puedo o no sé, no sé remendar una cosa y yo lo que hago, vamos, como todavía lo hago yo, decapo toda la capa y si es preciso, decapo toda la escultura y le confiero otra vez el óxido, el paralizar, etc. Estas piezas sufren, sufren en cuanto a tensiones, después en cuanto al transporte, tienes que decirle al del camión que ate una zona y después que ate otra y que la ate toda en conjunto para que la fatiga de los materiales no se haga muy patente o excesivamente patente, eso tienes que estar controlándolo. Igualar una pátina,  es muy complicado, porque siempre se ve la rayita. Todo lo que sufren a lo mejor mis piezas son deformaciones por fatiga de los materiales, rayas y actos vandálicos y algún golpe que otro.

-       A la hora de transportar sus obras ¿las protege de alguna forma?

M.G.: Tienen la protección de la burbuja o de la manta para exposiciones cercanas, lo que es el territorio nacional. Ya cuando es el internacional ya tienen que ir embaladas con sus respectivos embalajes de madera entonces ahí ya no pasa nada, porque ya las metes a consciencia, les haces unos anclajes de madera atornillados por el interior vamos, unos embalajes perfectos, cuando tienen que ir al extranjero, entonces ahí ya si no se cae la caja de un tercer piso muy difícilmente es que se rompan o sufran alguna imperfección.

-       Pero, ¿tiene seguro para esos casos?

M.G.: Sí pero el seguro en ese momento no te sirve para nada porque tú lo que quieres es mostrar lo que has hecho. Después, ya veremos pero el seguro a mí no me ha solucionado nada. Me robaron tres piezas en Madrid, en la última exposición en el Parque del Retiro en el 2010 y denuncias a la policía y al ayuntamiento pero nada, nada, nadie se hace cargo, decidieron que no era procedente, que tenía que tener yo un seguro, yo tenía mi seguro pero mi seguro me cubre aquí dentro del estudio.

-       Si tuviera que realizar una intervención de restauración en una de sus piezas, ¿pediría la opinión de un conservador-restaurador?, ¿le encargaría la intervención?, ¿sería necesaria su consulta previa?

M.G.: A mí me gustaría estar implicado en el proceso, por supuesto, si no hay nada más bonito que estar aprendiendo continuamente y a mí me encantaría. El día que yo no esté será un especialista el que lo tendrá que hacer, un restaurador claro. A mí me gustaría estar en colaboración con el restaurador de metales, no sé, de escultura en cierto modo porque ya te digo, las piezas sufren mucho a la hora de transporte, carga y descarga, manipulación, etc.

-       ¿Qué conocimientos tiene sobre el mundo de la conservación-restauración de las obras de arte contemporáneas?

M.G.: Mínimos, mínimos, ya te digo, cuando estas en un trabajo y te dedicas a crear pues dedicas todo el tiempo a la creación. Yo sí, pues de alguna manera restauro, entre comillas, mis piezas y bueno, conozco algún truquito de restauración pero nada, vamos nada, nada y ya te digo, conocimiento sobre piedra pues sí que he tenido la oportunidad de restaurar alguna cosita bueno, yo, de “restaurar”, más que restaurar es de reintegrar por ejemplo, si le falta media mano pues hacer la media mano, esculpirla y hacerla sabes, a esos niveles, de nivel de reintegración de volúmenes. Yo, ni de pintura ni de bases… yo ahí ya me pierdo, me pierdo porque no sé. Siempre es interesante, ver cómo lo hacéis y aprender, siempre es muy bonito. Además es un mundo que no tiene el reconocimiento que debería de tener, no sé, yo creo que se infravalora, cualquiera que sea artista dice “yo también restauro” y quieto, hay mucha diferencia, el ser un técnico especialista en restauración es de mucho considerar y ya te digo, de arte contemporáneo poco, lo que hago es restaurar mis propias piezas cuando vienen de una exposición machacadas por todos estos factores. Si es por vandalismo, que te hacen alguna pintada, algún graffiti pues intentas primero con lo más suave, con alcohol, sino se va con alcohol pues pasas a algo más fuerte, pues acetona, sino se va con eso pues ya pasas a disolventes nitrocelulósicos. Por último es la acetona la que me lo quita todo pero eso es que me quita hasta el óxido, me quita todo, es demasiado, mi conocimiento en restauración es muy vago y echo de menos, de verdad, tener unos conocimientos un poquito más amplios, no sé, que podrían darnos en la facultad de que tú por ejemplo te restaures tus propias obras, porque claro, tú cómo subsanas un rayado profundo en una pieza, yo no sé, yo sí, cojo la radial lo quito y después vuelvo a patinar, ¿pero es restauración? Yo creo que no.

 

http://braywater.wordpress.com/2013/03/11/moises-gil/

 


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Aquesta actuació de millora i preservació del patrimoni es suma a altres anteriors com la recuperació del llavador dels Algars.



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