Concentaina concluyó ayer tres jornadas de intensa actividad en honor a su patrón San Hipólito. El estridente sonido de los truenos marcaba el final de unas Fiestas de Moros y Cristianos que han estado caracterizadas por la brillantez.
Ayer tuvieron lugar los últimos actos de esta celebración. Alrededor de las cinco de la madrugada los capitanes y abanderados formaron parte de las tradicionales guerrillas, luego sobre las once de la mañana la Estafeta y la Embajada del Moro dieron paso al simulacro de incendio del castillo. Las huestes de la media luna pidieron la rendición de la villa. Al ser despreciado por los cristianos, dio comienzo un imponente alardo en el que los componentes de ambos bandos dispararon con sus arcabuces, inundando las calles de un sonido que llegó hasta el último rincón de la localidad contestana.
Una vez llegado el mediodía, se celebró la conocida «Ambaixada de les Tomaques», un acto que dio paso luego por la tarde a la Estafeta y Embajada Cristiana. En este caso fueron los defensores de la cruz los que lucharon a través de las armas del diálogo por recuperar el castillo. Un objetivo que no lograron y acabó desencadenando otro enfrentamiento entre ambos bandos.
Más de 850 kilos de pólvora, según explicó la presidenta de la Junta de Fiestas, Pepa Prats, hicieron posible que el espectáculo fuese otro año el más estridente y sonoro. Los festeros, más numerosos que otras veces, fueron los protagonistas de esta intensa y ruidosa jornada. Un acto que se emplazó en el mismo lugar que años anteriores y con unas exigentes medidas de seguridad, para prevenir los accidentes.
Tras este evento, tuvo lugar la tradicional misa de acción de gracias en el Santuario de la Virgen del Milagro y el traslado de la imagen de San Hipólito a la iglesia del Salvador por parte de los cargos festeros y el conjunto de las filaes, que pusieron el punto y final a un día lleno de nostalgia.
Una vez más, el sol ha acompañado a todos los festeros y ha llenado de un brillo especial las calles de Cocentaina, que se han vestido durante este fin de semana de colores especiales y que a partir de hoy volverán a la normalidad, cuando muchos con ilusión y entusiasmo empiecen la cuenta atrás para las próximas Fiestas de Moros y Cristianos.
El olor y el sonido de la pólvora han puesto el broche final a esta celebración que todos los veranos se lleva el cariño de todos los que en ella participan.
Las Fiestas se han desarrollado con brillantez, tal y como se pudo comprobar el pasado sábado con la espectacular Entrada de Moros y Cristianos que recorrió las abarrotadas calles del municipio.
Como es habitual, Cocentaina se ha convertido durante estos días en un irresistible punto de atracción para los visitantes no sólo de los pueblos de la comarca, sino también de otroas localidades tanto de la provincia de Alicante como de otros territorios cercanos. Los vecinos de la localidad esperan que el año que viene todo transcurra igual o mejor que durante este año 2013.

Carolina Sanchez www.diarioinformacion.com