Los propietarios de la Sierra de Mariola van asolicitar ayudas para la prevención de incendios forestales. El colectivo considera prioritario actuar sobre la zona quemada en el pavoroso siniestro registrado hace 20 años, al entender que hace falta llevar a cabo aclarados ante la enorme cantidad de combustible vegetal que hay en estos momentos. La petición de los propietarios se produce después de un verano complicado, en el que han ardido 62 hectáreas.

Tal y como ha venido informando este diario, tres incendios registrados este pasado verano se llevaron por delante 62 hectáreas en la Sierra de Mariola. El primero se registró en Sotarroni, con un balance de 17 hectáreas, el segundo entre Gormaig y Serelles, justo en el perímetro de Alcoy, de 30 hectáreas, y el tercero en la Font de Mariola, con una zona afectada de 15.

En este contexto, la asociación de propietarios del parque natural ha anunciado su intención de solicitar de las distintas administraciones implicadas la concesión de ayudas para prevenir incendios. Según explicaba el portavoz del colectivo, David Belda, «siempre se ha dicho que los fuegos se apagan en invierno, y consideramos que es necesario actuar de cara al próximo verano».

La zona de intervención prioritaria, en opinión de los propietarios, son las 3.200 hectáreas que ardieron en el pavoroso incendio que afectó a esta sierra en 1994, entre los términos municipales de Bocairent, Banyeres y Alcoy.

Según Belda, «la regeneración se ha ido desarrollando a su aire, y en estos momentos tanto el arbolado como el resto de especies están muy condensadas, apretadas, convirtiéndose en un excelente combustible para el fuego». En esta zona, como ya informó este diario, se han realizado clareos a través de una serie de intervenciones financiadas por el Consell y la Fundación La Caixa, pero el área es mucho más extensa.

Nulas actuaciones
El portavoz también destacó la necesidad de practicar franjas auxiliares o introducir cultivos para romper la continuidad del bosque. «Sin embargo –lamentó–, no hay ningún tipo de ayudas y la administración tampoco ejecuta prácticamente nada».

Belda resaltó que las tareas preventivas son ahora más necesarias si cabe, «debido a la prolongada sequía que hemos venido padeciendo, y que han convertido la sierra en un polvorín. Hasta las carrascas se están secando y, mientras tanto, no hay selvicultura de ningún tipo».

Respecto a las urbanizaciones, resaltó que en este caso son los propietarios los que están obligados ahabilitar una zona de defensa de unos 30 metros, con el objetivo de proteger las casas.

M. Vilaplana  www.diarioinformacion.com