La mayoría de los autores tuvieron un fin trágico.

La noche del 17 de abril de 1871 un grupo de bandoleros, encabezado por los hermanos Seguí que eran de Gaianes, tuvo la osadía de asaltar la sede del Banco de España en Valencia, que se encontraba en la plaza de la Congregación, hoy llamada de Sant Vicent Ferrer, después de haber excavado durante dos meses un túnel desde el subsuelo de un edificio situado en la calle de las Barcas.

Aquel suceso, que entonces fue muy comentado, ha sido rescatado de los archivos por el historiador olivense Manel Arcos, quien narra aquel asalto «de película» en su último libro, titulado «Gaianes-Xàtiva, un viatge sense tornada», que precisamente el pasado viernes presentó en la pequeña localidad de la comarca del Comtat.

La historia del asalto está ligada a los hermanos Seguí, que a finales del siglo XIX protagonizaron numerosos episodios de bandolerismo en las comarcas centrales de la Comunidad Valenciana pero que, en contra de lo que era habitual, se atrevieron con una acción cometida en el corazón de la ciudad de Valencia, precisamente allí donde se guardaba una fortuna de dinero, el Banco de España, pero también donde era más fácil que las fuerzas de seguridad les capturaran.

Mientras Camil Seguí estaba preso en el penal de Cartagena, sus hermanos Josep Ramón, «el Zurdet», y Enric, acompañados por una docena de bandoleros, entre ellos Josep Torregrossa de Piles y Salvador Bayona, «el Xic» de l'Alqueria de la Comtessa, proyectan y ejecutan la construcción del túnel para robar en la sede bancaria de Valencia.

Personajes «d'espardenya»
Aquellos individuos, que en los ámbitos de la clase alta de la capital eran considerados peyorativamente personajes «de pueblo» y «d'espardenya», a quienes incluso sorprendía que siempre hablaran en valenciano, alquilaron una casa en la plaza de las Barcas, delante mismo del Teatro Principal. Desde allí, en duras jornadas de trabajo bajo tierra, cavaron un túnel de alrededor 450 metros de longitud en dirección a la actual plaza de Sant Vicent Ferrer, donde estaba la primera sucursal del Banco de España. Para su acción aprovecharon las acequias subterráneas que surcaban el centro de Valencia.

Según señala el historiador Manel Arcos, tardaron casi dos meses en cumplir su propósito y situarse justo debajo de la caja fuerte. Aprovechando el jolgorio exterior, donde aquel día se celebraba la fiesta de Sant Vicent Ferrer, los bandoleros entraron en la sucursal bancaria y se apoderaron de tres cajas de monedas de la época. Eran, mayoritariamente, duros de plata con la efigie del rey Amadeo de Saboya que pesaban cada uno 25 gramos. En total cerca de 100 kilos que suponía una auténtica fortuna para la época. Según señala el historiador Arcos en su libro, el de Valencia es el segundo robo a un banco cometido en España.

Pero, como en tantas otras acciones de los bandoleros valencianos, todo apunta a que la Guardia Civil ya les tenía controlados y en un operativo llevado a cabo en la misma jornada, pudo capturar a Josep Torregrossa Borràs, de Piles, quien infructuosamente trató de engañar a la Benemérita identificándose como Josep Ambròs de Oliva, algo que no logró.

De aquella cuadrilla de bandoleros también se ha podido saber que Salvador Bayona, «el Xic» de l'Alqueria de la Comtessa, fue asesinado poco después en Xàtiva, antes de que fuera capturado, por Micalet Mas, de la Llosa de Ranes.

Además de este robo ocurrido en Valencia, el libro del historiador Arcos que acaba de salir a la luz también aborda las peripecias de Camil Seguí, hermano de dos de los asaltantes al banco, quien fue uno de los más importantes bandoleros de la comarca del Comtat.

Arcos explica que Seguí «fue el último "roder" valenciano en el tránsito hacia la figura del secuestrador», dado que a partir de esta época el bandolerismo opta por la captura de personas para extorsionar a familiares y autoridades para conseguir dinero. Así actuaron, por ejemplo, el Tio Joan de la Marina, els Blaus de Riba-roja o Josep de la Tona de Pedreguer, entre muchos otros.

Camil Seguí fue capturado y encerrado en Cartagena, pero al cabo de unos meses pudo escapar en otra acción espectacular que sorprendió a las autoridades y que demuestra la pericia de quienes llegaron a ser un auténtico quebradero de cabeza para las fuerzas de seguridad. Meses después Seguí fue acusado por el periódico «El Radical» de Valencia de ser el asesino del juez de primera instancia de Xàtiva. Escondido en Rafelguaraf, Josep Andreu Faus Puig, un tabernero natural de Ròtova, lo delató y unos desconocidos lo asesinaron en una acción que nunca se aclaró del todo.

Un encargo de Gaianes
El libro que ha visto la luz, y que sigue una estela de relatos ya publicados por Arcos sobre el bandolerismo en la Comunidad Valenciana, nace a encargo del concejal de Cultura de Gaianes, Salvador Sendra, y el alcalde, Agustí Martínez, quienes aprovecharon una subvención de la Diputación de Alicante para disponer de un estudio histórico basado en documentos sobre los hermanos Seguí, naturales de esta localidad y que figuran entre los apellidos más importantes del bandolerismo valenciano de finales del siglo XIX que generó mucho temor entre la población, pero también algunas simpatías.

Tras el encargo, que tuvo lugar en octubre del año pasado, Arcos se puso a escudriñar documentos, informaciones y archivos históricos. «Es el libro que más me ha costado pero también es donde más esfuerzos he aportado en cuestión de investigación», dice el autor, que buscó especialmente en la hemeroteca de Valencia.

M. FONT/ S. S.  www.diarioinformacion.com